9/3/15

Esta es la historia de un ludópata reloj que ansiaba gastar cada minuto para poder ganar tiempo. Temblando, sus manecillas , apostaban todo lo que podían.
Mientras tanto, el Tiempo rebelde y sumiso, distante y relativo, se paseaba danzante por el siniestro lugar. A sus pies, enganchadas, las juventudes que se habían quedo atrás.
El ludópata reloj ya no sentía. Solo pensaba en ganar. Con ansiedad, visualizaba, desde ese pequeño rincón, como el tiempo se marchaba y como perdía cada apuesta. 
Se rindió cuando vió al Tiempo observándolo en su lugar, moviendo a sus anchas las manecillas, como si estas fueran de su propiedad,
 y en efecto, lo eran.

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