31/3/12

Menta y chocolate.

En tu espalda, suspiros con aroma a menta.
En mis ojos, el rastro del chocolate.
Miradas, que atrapan, que lloran, que te cortan en mil pedazos.
Clavadas en los recovecos de tu ser se encuentran.
Amarradas en los confines de mi alma, están. 
Contadas como gotas de agua las guardo en una pequeña cajita de cartón, para así poder sacarlas en esos días, en los que la sequía gobierna el mundo y el fuego no habla precisamente de amor. 
Dime.
Dime cuantas noches cerraste los ojos y pensaste en mí.
Dime cuantos abrazos prohibidos cosechaste en mi presencia.
Tienes el síndrome de la sonrisa arrolladora. Tengo la enfermedad de mimos sin complacer.
Fresco como la menta, dulce como el chocolate, raro como su conjunto.
Siempre quedarán en mi cajita de cartón.
Las miradas, momentos guardados. Tiemblan cuando el suelo está mojado, otras veces, hablan de amor. 



7/3/12

Y vuelvo a temblar por el frío que me producen las miradas gélidas.

Y vuelvo a pensar, a tener miedo, a temblar. Caigo sin nunca tocar el suelo y salto pensando que no habrá nada a mis pies. Nunca he sabido realmente cual es el blanco y cual el negro, así que vivo en un eterno gris. Actúo sin guión, pero no sé improvisar. Con frecuencia pienso en el pasado, en el presente y el futuro y vuelvo a temblar.
Tengo miedo.
Miedo de no hacer lo correcto.
...de equivocarme.
... de decepcionar a todos.
...de decepcionarme a mí misma.
... de no conseguir lo que quiero.
... de simplemente ser lo que pude llegar a ser y nunca fuí.
A veces quisiera poder volver a ser una niña, aquella que simplemente soñaba, aquella que nunca decepcionaba a nadie. La que simplemente jugaba con muñecas y no pensaba en el mañana.
Aquella niña que no temblaba a causa del frío que producían las miradas gélidas.

5/3/12

¿Sabes? Hoy he vuelto a observarte.

¿Sabes? Hoy he vuelto ha observarte.

Me encanta la forma tan peculiar que tienes de andar, con ambas manos metidas en los bolsillos de tus vaqueros azules.
La perfecta línea que hacen tus labios al sonreír.
La forma en la que miras hacia abajo, como si tuvieras miedo de que los demás vean el dibujo que forman tus pecas alrededor de esos profundos ojos de chocolate.
Me encanta como hablas. Relajado, pausado, susurrando.
Como te sientas, acurrucándote en tus propios pensamientos.
La forma en la que abrazas a quién lo necesita.
Me encanta como miras sin ver nada en concreto.
La forma en la que coges el lápiz, seguro pero indeciso, con la mano izquierda.
Me encanta la forma en la que me encantas, aparentemente mucho, suficientemente poco.
Tus manos fuertes.
La forma en la que escuchas música, con un casco en el oído derecho y el otro dando volteretas por tu cuerpo.
Me encantan las caras sorprendentemente extrañas que consigues hacer.
El azul de tu chaqueta.

Eres exactamente la clase de persona de la que me enamoraría, si tuviera la oportunidad de hacerlo.

¿Sabes? Hoy he vuelto ha observarte.

4/3/12

Save you.



..Take a breath 
I pull myself toguether
Just another step till I reach
the door..

Poco a poco mis ojos se abren lentamente. Esa canción lleva navegando en mi mente desde anoche. Me giro sobre mí misma y me quedo observando el reloj. Marca las diez de la mañana. ¿Tengo que ir al insituto? No, hoy es Domingo. ¿Seguro? Si, si hoy es domingo. He quedado con Alan para ir a comer y luego al cine. Me incorporo lentamente y cojo el móvil. 20 llamadas perdidas de mis amigos. Me preocupo, pero luego me tranquilizo pensando que seguramente no será nada. Alan. Tengo que llamarle. Le echo de menos.

-El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura.

Será dormilón...! Me rio de una broma que tan solo yo entiendo y me vuelvo a tender en la cama. Pienso en él. Como cada día. 
Me encanta Alan. Su forma de ser. A veces todo en él resulta  absurdamente perfecto. Amo la forma en la que sus dedos se adentran en su pelo cobrizo cuando intenta ordenar el caos de su mente. Me encanta cuando sonrie, de lado. Y cuando ríe, a carcajadas, escandalosamente. Me encanta cuando sabe lo que quiere pero a la vez se muestra indeciso. Cuando sus dedos tamborilean el volante mientras espera que el semáforo en rojo se convierta en verde. Me encanta como canta, tan perfectamente mal. El camino que deja su respiración en mi espalda. Me encantan sus besos dulces, apasionados, rápidos, lentos. Y sobretodo cuando rie junto a mis dientes. Cuando convierte mis lágrimas en sonrisas. Me encanta cuando sabe que todo está perdido, pero aún así sigue luchando con una sonrisa por uniforme. Cuando escucha su grupo favorito, cierra los ojos y se concentra en cada nota, en cada acorde, en cada uno de los tonos de voz que tiene Pierre Bouvier. Él siempre dice que Simple Plan y yo somos los únicos que le ayudamos a sonreir con todo el asunto este de su padre...

I wish I could
tell you something 
To take it all away..

Otra vez la canción acude a mi mente sola y sin avisar. No logro recordar como se llama, ni de quién es. Pero seguro que ha sido Alan quién me la ha pegado. Alan. Vuelvo a coger el móvil y le doy al esperanzador botoncito verde.
-El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura.

Suspiro. ¿Por qué duerme tanto? La puerta de mi habitación se abre. Mi madre cautelosa mira hacia dentro.

-¿Cómo estás, Alice?
-Bien, cansada. 
-Ah... Nos vamos dentro de una hora, será mejor que te vayas vistiendo, cariño.

Le hago caso a mi madre y me voy vistiendo. ¿No debería desayunar antes? No, no tengo hambre. Tengo el estómago completamente cerrado. Salgo de mi cuarto y noto la casa con aire triste. Silencio amortiguado con las voces de mis padres es lo único que se oye. En el salón mi padre, mi madre y mi hermano pequeño me esperan sentados. Me ven. Se levantan y se dirigen hacia la puerta. Mi padre me da un beso en la frente. Mi hermano pequeño me abraza. 

..You´ll never know the way it 
tears me up inside...



Otra vez la estúpida canción. Y Alan no me llama. Nos subimos en el coche. Llegamos. En la puerta mucha gente vestida con tonos tristes y oscuros. Son como una tormenta en medio de un baño de sol. Las manos me tiemblan. No se por qué.
 Tanatorio, mierda. El padre de Alan ha muerto. No me acordaba. Quiero verlo. Necesito verlo. Abrazarle y decirle que todo está bien.
Me adentro en la tormenta donde toda clase de personas gritan silenciosamente a causa del dolor. 
Veo a la madre de Alan. Llora desconsolada. Pobre mujer. Su marido ha muerto. No veo a Alan. No lo encuentro. 

..when I hear your voice,
it’s drowning in the whispers
your just skin and bones
there’s nothing left to take
and no matter what I do
I can’t make you feel better
if only I could find the answer
to help me understand..

Me dirijo hasta el centro de la sala. 
Al lado del ataud, la madre de Alan llora. Me acerco. 
No se que se tiene que decir en estos momentos. 
Me declino por un "lo siento" y miro dentro.
Alan.
Sometimes I wish I could save you.


Los recuerdos vienen a mí.  Lo recuerdo todo. Y me siento como si acabara de despertar en una pesadilla. De repente me doy cuenta de que hoy no es Domigo sino Lunes. Que ayer salí con Alan Que fuimos al cine. Que tengo el brazo escallolado. 
                                                                
Doce horas antes.
                                                        
Sometimes I wish I could save you
and there’s so many things that I want you know
I won’t give up till it’s over
if it takes you forever, I want you to know..

- Que pesado, siempre la misma canción. - le digo con una sonrisa.
El también sonríe. Pero no me mira. Está pendiente de la carretera. 
- En realidad te encanta, igual que yo. Reconócelo ya.  
- ¡Qué creído! Si te tengo por diversión...
- Jaja Ya ya ya... Mírame a los ojos y dime que no me quieres.
El semáforo se tiñe de rojo. Alan tamborilea los dedos con el volante y me mira. 
- No te quiero. - Se lo digo mirándole al centro de la nariz.
- Tramposa. - Me lo dice mientras sonríe de lado. -Se inclina hacia mí. Me besa. Dulce, lento.- Te quiero más que a nada, orgullosa. 

Y después de eso todo pasa muy rápido. 
                                        
Un golpe rápido. Alan mirándome. El coche bocaabajo. El frío asfalto. Me duele el brazo. Luces rojas. Voces que vienen y van. Una camilla. Caras que parecen angustiadas. Yo gritando su nombre mientras que las lágrimas me desgarran lentamente. 
Un chico con el pelo cobrizo en el suelo. 
Sangra mucho.
Médicos que se levantan.
Se rinden.
Cierro los ojos.
Oigo a una persona pronunciar la frase: "estado de shock".
Duermo.
Me despierto. 
Alan. Echo de menos a Alan.

Caigo de rodillas a lado de su ataud. Siento como si me hubiera caído en medio de la oscuridad. Todos me abrazan. Lloro. Grito. Estoy montando un espectáculo. Me da igual. Necesito gritar. Es como si me hubieran roto por la mitad. Todo está oscuro. Se ha  ido y ha dejado apagadas todas las luces. Todos me siguen abrazando. Son fríos. Necesito un tipo de abrazo que ya no existe. 
                                                            
                                        Alan, sometimes I wish I could save you.                                          
                                                                                                                  
 

3/3/12

Miedo.

La noche furtiva y oscura me atrapa entre sus entrañas, envolviéndome mientras que las estrellas se quedan a ver el espectáculo.  Insegura, pequeña, débil, de repente me convierto en la única habitante de un mundo completamente grande y oscuro. Mi almohada impregnada de sueños rotos, me cobija. La oscuridad queda sellada en cada centímetro, aunque en cada metro cuadrado se esconde una mota de esperanza. La soledad abruma con su paso aquellos sentimientos que no se ven y las poesías se sienten inacabadas. Cada respiración sumerge más y más mi pensamiento, mientras que el silencio lo acuna haciéndolo dormir. El miedo se fue por el surco que hicieron mis lágrimas secas.
La mañana está de vuelta, y con ella el color.