17/1/12

“…Y en ese momento fue cuando cada uno de sus besos, sus caricias, sus palabras, las miradas, la forma en la que tocaba la guitarra concentrado con los ojos cerrados y tranquilo mientras sus manos se deslizaban cuidadosamente por las acuerdas, haciendo que sonaran acordes mágicos y electrizantes, vinieron a mi mente. Cada recuerdo volvía a su sitio y se trasladaba a mi corazón, que respondía latiendo rápidamente. Sus ojos marrones y profundos se sellaban en lo más profundo de mi alma haciendo que mi corazón volviera a saltarse un latido como antes. Cada segundo vivido con él volvió a mí. Sus te quiero, sus te necesito, mi nombre pronunciado por sus labios volvieron a ser reproducidos por mi cerebro. Le quería, le seguía queriendo como antes, nada había cambiado en mi interior. Todo lo que había permanecido en una cajita cerrada con llave, guardado en lo más profundo de mi ser había salido a borbotones como una marea furiosa y fuerte. Claro que sí, porque él tenía la llave. Cuando se fue se llevó todo consigo. Pero estaba aquí otra vez, en frente mía. Tan cerca y a la vez tan lejos. Y ahora que había vuelto a aparecer mis sentimientos volvieron a salir de la cajita, reclamando a su dueño. 
Y en estos momentos maldecía mi suerte, maldecía al mundo, maldecía al universo. No. Yo no podía volver a verlo. ¿Por qué? ¿por qué tenía que aparecer otra vez y estropearlo todo? ¿Por qué tenía que volver y abrir esa estúpida caja? 
Una lagrima se escapó por mi rostro y se dejaron ver detrás de mis gafas Ray- ban que casualmente las eligió él. 
Otra lagrima. Otro suspiro.
En mi interior la razón y el corazón libraban una gran batalla en la que ni yo sabía quién ganaba.
La razón quería correr pero el corazón pedía ansiadamente estar con él.
Puto destino. Puto universo.
No hice nada. Me quedé quieta, observándolo y recordando de nuevo cada minuto pasado a su lado. Me sentía estúpida, imbecil, gilipollas, infantil y terriblemente enamorada de ese chico. 
Y él allí parado, a su bola sin imaginarse quién estaba a escasos metros suyo. Yo. La chica a la que había prometido tantas y tantas promesas incumplidas. La chica a la que supuestamente había querido como a ninguna. Le odiaba y le amaba al mismo tiempo. 
No se exactamente de donde salió el coraje, de donde salió mi fuerza ni si quiera estoy segura de haberlo pensado antes. Fue un impulso, algo inesperado. Al parecer ya había vencedor y como siempre, una vez más el corazón le había ganado a la razón. 
Di un paso, y otro, y otro y otro. 
Hasta que estuve tan cerca suya que podía oler su colonía.
Otro vuelco al corazón.
-Hola.- Pronuncié segura, decidida y desenfadada. Escondiendo toda la pelea que había tenido lugar en mi interior. Y preparada para un infarto inminente que tendría lugar en cuanto me dirigiera una sola mirada. “

Un trozo de algo más grande que estoy escribiendo ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario